lunes, 18 de junio de 2007

Andrea Navarro

Por Andrea Navarro

La mansión embrujada

John era un joven aficionado a las novelas policiales. Desde pequeño había soñado con llegar a ser un gran detective, y para ello fundó su propia entidad, una asociación secreta que se dedicaba a la prestación de servicios al FBI.
En Atlanta, su ciudad natal, estaba ocurriendo un suceso extraño. Cada vez que llegaba alguien a la famosa mansión de Gregory Rice, poeta muerto a causa de una extraña anomalía, las puertas y ventanas se azotaban sin cesar. Según los vecinos, por las noches se escuchaban tormentosos gritos de auxilio, pero al intentar ingresar a la casa, un sinnúmero de libros levitaba.
El miedo se había tornado algo habitual en las casas aledañas a la mansión Rice. Diversos equipos de peritos habían intentado descubrir qué era lo que realmente estaba ocurriendo en el sector, pero tras varios años de análisis, abandonaron la investigación por falta de pruebas. Ya nadie estaba preocupado del porqué sucedían ciertos fenómenos paranormales.
Pero fue precisamente en ese momento, cuando Secret liderados por John, entró en acción. Los cuatro jóvenes que integraban la incipiente organización, siguieron las órdenes dadas por el aspirante a detective.
Recolectaron todo tipo de testimonios. Entrevistaron a los vecinos. Buscaron información sobre la historia del barrio. Pero, sin lugar a duda, la prueba de fuego fue haberse encerrado durante dos semanas en la mansión Rice, con el objeto de comprobar en carne propia, las quejas de los vecinos.
La primera semana, dos de los jóvenes que integraban la asociación Secret no pudieron soportar las fuertes vivencias que tuvieron en la mansión, por lo que decidieron abandonar el lugar. La ofuscación de John por la cobardía de sus compañeros, llegó a tal punto que decidió echar al resto del grupo. Se quedó solo.
Una noche, John escuchó la voz de un hombre que provenía de la chimenea. Trataba de descubrir quién le hablaba, pero cada vez que se acercaba, un libro volaba del estante rojo hacia su rostro. Pasaron los días, y la situación se volvió algo habitual, hasta que el joven, husmeando la biblioteca del hogar, encontró el texto que lo había atacado en varias ocasiones. Empezó a leerlo y gran fue su sorpresa al enterarse, que había sido escrito por Gregory Rice. Se titulaba “Cómo me asesinaron”. Curioso nombre, pensó. El puzzle se empezaba a armar. Gregory Rice, no había muerto de una anomalía como se pensaba.
El libro explicaba cómo su ex esposa Lady Rice, lo había torturado hasta verlo desangrarse. ¿La razón? Una supuesta infidelidad del vate.
John, inmediatamente llamó al FBI. Estos, investigaron la prueba reveladora y llamaron a una vidente, quien sin haber escuchado el testimonio del joven, relató exactamente lo mismo que él.
A pesar de que la carrera investigadora de John llegó hasta aquel día, porque tras su experiencia, decidió dedicarse a la poesía, en Atlanta es recordado como un joven temerario. Quizá el más grande de todos.

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